La “Declaración de Bonn”
Fotografía: Creative Commons License (www.flickr.com)
A fines del año 2012 el Organismo Internacional de Energía
Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el patrocinio
del Gobierno de Alemania, a través del Ministerio Federal de Medioambiente,
Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, organizaron la “Conferencia
Internacional sobre la Protección Radiológica en Medicina”. Más de 530 científicos de 77 países identificaron las principales
cuestiones, responsabilidades y propuestas sobre protección radiológica en
la práctica médica.
El resultado del evento fue la suscripción de una declaración
mundial llamado “Bonn Call-for-Action”,
que recomienda 10 acciones concretas para ser desarrolladas hasta el año 2023,
con el objetivo de reforzar la
protección radiológica de los pacientes y la salud de los trabajadores ocupacionalmente
expuestos; lograr el mayor beneficio con el menor riesgo posible; ayudar a la
plena integración de la protección radiológica en los sistemas de atención de
salud; ayudar a mejorar la relación beneficio/riesgo; el diálogo con los
pacientes y el público y; mejorar la seguridad y calidad de los procedimientos
radiológicos en la medicina.
Una de las principales aplicaciones pacíficas de la energía
nuclear es en el campo médico, especialmente para el diagnóstico y
tratamiento de enfermedades oncológicas. El Perú desde la década de los año 60 ha impulsado la medicina
nuclear a través de un sostenido programa de introducción y promoción de la
técnica por parte del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), no solo en
los aspectos de producción de radiofármacos, sino en la capacitación de
personal médico, mantenimiento de instrumental científico y la creación de
centros regionales de medicina nuclear. El IPEN hasta el año 2011 mantenía un
centro de medicina nuclear en un local adyacente al Instituto Nacional de
Enfermedades Neoplásicas (INEN) y desde su fundación —hace 25 años— más de un
cuarto de millón de pacientes, especialmente de los estratos más pobres han sido atendidos en sus laboratorios con
estudios médicos de avanzada, salvando innumerables vidas. Lamentablemente,
este programa inclusivo en favor de la población menos favorecida ha sido
desactivado por intereses subalternos de las autoridades de salud.
A la fecha el auge de la medicina nuclear sigue imparable, solo
en los últimos cinco años (2007-2012) se ha duplicado la importación de equipos
e instrumental para la especialidad y con la inauguración del ciclotrón que se
construye en el Hospital Negreiros del Callao, la medicina nuclear peruana
pasará a ligas mayores. Por esa razón, es importante que las instituciones
médicas, encabezadas por el IPEN, tomen en cuenta las acciones que recomienda la
“Declaración de Bonn”, orientado a mejorar la práctica médica asegurando y
mejorando los procedimientos médicos, especialmente el de las imágenes,
aplicando principios como el de la justificación, auditoria, optimización,
seguridad y fortalecimiento de la educación en protección radiológica.
Asimismo, la promoción de una agenda para la investigación estratégica en protección
contra las radiaciones en la medicina; mejorar la información global sobre las
exposiciones médicas y ocupacionales; mejorar la prevención de incidentes y
accidentes de radiación médica; fortalecer la cultura de la seguridad
radiológica en el cuidado de la salud y fortalecer la puesta en práctica de
requisitos de seguridad a nivel mundial.
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